miércoles, 30 de junio de 2010

Metamorfosis del amanecer (tan vana y grande)

Descanso, desintoxicación o cualquier otra palabra podría emplearse para definir con exactitud estos días que se presentan ahora terminados. Quizás haya sido la molestia de la arena en las sábanas o quizás haya sido la música de discoteca el detonante de esta situación de desengaño: que la vida en si misma es la cosa más bonita del mundo. La belleza eclipsa el negro horizonte y de sus cenizas hace un collar de piedras ideal como complemento de un vestido blanco de playa. El cristal dorado que aparece debajo de la arena viene después de la metamorfosis. Todavía no me he dado cuenta si las olas varían su continuo ir y venir, subir y bajar, pero el periplo nos ha colmado a todos -por lo menos a mí- del equilibrio necesario para afrontar unas merecidas vacaciones. Tanta fiesta me ha asentado la cabeza.


Playa de Gandía (parece como si el sol quisiera rozar el Mediterráneo con sus dedos).

martes, 29 de junio de 2010

Sobre las vías

Me pregunto, ahora que voy en tren, la cantidad variopinta de gentes que habrán viajado antaño en este medio de transporte nuevo para mí. Recuerdo cuando leímos para clase Campos de Castilla de Antonio Machado. Algunos poemas los había escrito Machado durante sus viajes en tren , como uno creo recordar de título El tren donde Machado dice que se encuentra viajando con una monjita. Cuántos viajes en tren habrá realizado mi muy admirado poeta, pues a principios del s. XX no creo que hubiera otro medio de transporte para largas distancias como no fuera el tren.


BEATUS ILLE QUI EST CUM ILLIS MULIERIBUS


Las situaciones, los contextos están continuamente cambiando: al otro lado de la ventana ya no se encuentra el largo edificio del colegio, sino la visión de la meseta valenciana; Rober y Aguado no intentan estudiarse los apuntes de Filosofía en el recreo anterior al examen, y Chapa no mira distraído la pared de clase, sino que que ojea las instrucciones de un preservativo que me dieron en una reunión de Asociaciones Juveniles de Alcobendas (como si no supiera cómo funciona).


El viaje sigue. Continúa esa nube molesta estando sobre nosotros, pero por el horizonte se aprecia el sol. Tenemos que ser optimistas con lo que se refiere al tiempo, aunque en muchas ocasiones digo yo que ese tema será algo superfluo. La nube de las narices sigue sin desaparecer y a Chapa le asustan todos los trenes que vienen paralelos por la otra vía. Ya casi estamos llegando.



Tren Madrid - Gandía, 16 de junio de 2010.

martes, 15 de junio de 2010

Atardecer de junio

Y al fin me respondiste, después

de todo lo vivido, odio –odio racional

que puso en pie de guerra tu vestido

menudo, belicoso, demasiado

seductor e inocente para ver

cómo se muere el sol–.


Y ahora quiero

que te calles, preciosa, que te alejes

con tus fauces, tus tierras y raíces

por unas horas. Pero luego vuelve.

sábado, 12 de junio de 2010

"¿Dónde vas, Alfonso XIII?"

Es algo absolutamente necesario que la vida cambie, el cambio vital es una necesidad. Nosotros vivimos una vida que impone sus propias leyes, reglas y, como no, cambios. Y hay que aceptar cualquier cambio con la mejor cara y sonrisas posibles.

El otro día experimenté bastantes cambios en vida, cambios que darán lugar a un conjunto de circunstancias que antes no tenía dentro de mi vida y que, bueno, hay que aceptar como algo nuevo y que poco a poco irá siendo cotidiano. Todo está adquiriendo una apariencia distinta: el colegio ya se acabó después de 15 años, la universidad aparecerá en un futuro, cambiará los estudios y la metodología y el sistema de trabajo, en fin, muchos cambios que entre otros muchos más están haciendo que mi vida cambie y que yo madure un poco más.

Todo esto, es decir, el despertarme un viernes por la mañana y descubrir que tantísimas cosas han cambiado de golpe me recuerda a aquello que decían los apuntes de Historia que "el almirante Aznar afirmó que el país se había acostado monárquico y se había levantado republicano" (tras las elecciones de abril de 1936). ¡Cómo debió de sentirse el borbón Alfonso XIII! Pues yo creí tener la misma sensación durante aquella mañana: ora aquello, ora esto.
También, un autor del teatro de la posguerra, Juan Ignacio Luca de Tena, tiene una obra cuyo título es ¿Dónde vas, Alfonso XII? Pues no sé por qué, en estos instantes me imagino a una señora mayor (una mujer de estas a las que prefieres llamar 'vieja' antes que 'anciana') diciéndome con sorna: ¿Dónde vas, Alfonso XIII? Que cosa más extraña, ¿verdad? Sin embargo, en vez sacudir la cabeza para expulsar a mis fantasmas, ahora mismo observo fijamente a esa vieja que parece que se acaba de escapar de una de las Pinturas Negras de Goya y la digo: A coger el camino más adecuado para seguir adelante, señora, y ser feliz.


Alfonso XIII.

Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto