domingo, 29 de abril de 2012

Lápices negros



si os asustan
los lápices sin punta
César Vallejo

Me doy cuenta, y se olvida el tiempo todo,
que estoy escribiendo mi biografía
en lápices negros, actos tremebundos
que colorean mi brazo con un tatuaje.
Voz repetida siempre en mi mente:
son sonidos, se expresan con las manos,
los ojos y los hilos entrecortados
que naufrago y admito, y nunca me convencen.
Y de pronto, viene la transición
entera: en su base está la amistad,
el sello de oro de una madre, nada
más alejado de las sábanas sudadas,
las encías rotas de los vasos
rotos, de las bebidas rotas, de días
que sueñan sus otoños y se reconocen
mentirosos.

Al borde a veces de la vida digo:
qué hago. Si son mis cuitas semillas
en el campo, ¿qué hará el que tiene un árbol
colgando de la espalda? Yo, simple
mente yo, el que espera encontrar su día
en la otra mitad de la cama.

Lápices negros, lápices negros
con olor a quietud. Así resta
el mundo lo que adquiere una huella
en todos los lentos, fijos, pero
presentes testimonios diarios;
en el mundo vital de los olores...

domingo, 1 de abril de 2012

Chulo

Mi madre me recuerda, muy de vez

en cuando, que su padre, mi abuelo,

días antes de morir quería

encargar dos trajes a un sastre: uno

para él y otro para mí. Un traje para

un niño de tres años.


Muy de vez

en cuando, le recuerdo a ella que hay días

en los que mi abuelo es mi copiloto:

yo le suelo ofrecer algún cigarro

y él, mientras sintoniza Radio Olé,

me dice: chulo, cuida de tu madre,

que se merece todo lo bueno de este mundo.


Algunas veces, muy de vez en cuando,

ella piensa, y lo sé, que, por mucho

que nos duela la vida, ella nunca ha dejado

de ser la niña tierna de su padre.



Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto