sino que soy de esos fuertes en
un partido, paseo entre las asambleas
y me siento un extraño que dormita
muy lejos de allí, en pueblos que vendrán
en un futuro, sin mesa ni cama
relativas a mí. Pero sí soy
amo y señor de un beso, un gesto muy sencillo
depositado en un hombro.
Y allá se quedan plazas y plazos,
vidas y víveres que me dejan
desnudo ante la sombre que soy
y que me sigue a todas partes.
Ten claro siempre quién eres y quién quieres ser en la vida. Con eso hecho, el resto deja de ser importante.
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