Me apetecen los días antes de llover,
pero que no me pillen con los zapatos de ante.
Pobres y ricos todos se percatan
de todos y pasean por el día.
Todos se mojarán cuando llueva.
Pero solo los pobres bajan a los andenes
y viajan.
Me apetece pintarte, de hecho, bajo la lluvia
con el pelo teñido en lágrimas saladas
que trae el mar lejano a los colores secos
del interior. Colores pobres, pero llenos de luz.
Renfe cercanías les informa
que está prohibido fumar en las vías
y cruzarlas, igual que se desviven,
que se aparecen y se desaparecen
los azares durante el día,
durante los minutos de sorpresa.
Aquí te quedas, clase, tarea del miércoles
tranquilo, flor del norte que dibujo
imaginada y, sin saberlo, dentro
de mis gafas perdidas en tu escote.
hermoso poema. ¡que vuelva a llover!
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