a Víctor Sierra
Para alcanzar las cosas imposibles
tenemos que manchar la virginidad de nuestros padres.
Solo ahí nos encontraremos con nosotros.
Para alcanzar las cosas imposibles
hay que leer despacio, con los dedos,
un manuscrito, salir cualquier lunes
y apreciar Recoletos enfrente
y allá a lo lejos las quimeras.
Para alcanzar las cosas imposibles,
ante todo, dejar el tabaco
y fumar las revistas filológicas,
los recuerdos precisos, y que el humo
sea entonces bienestar y no cenizas
de un tiempo que no fue.
Para alcanzar las cosas imposibles,
un baile y unos ojos. Romper la hache
y el genitivo en esta plenitud
que se ahoga corriendo.
Para alcanzar las cosas imposibles,
repito, un bailes y unos ojos y un futuro.
Para alcanzar las cosas imposibles
hay que teñir los bienes más sencillos
con el tacto cansado de las sábanas,
y buscar en las radios de los coches
la banda sonora del día a día.
Para alcanzar las cosas imposibles,
paciencia, Víctor, paciencia.
Cuando veamos la dicha en lo feo
y el esfuerzo tranquilo en la rutina
que se queda en la camisa, veremos
la capacidad que tiene el andar
por la tierra de sorprendernos.
Alcanzaste el imposible de hacer un gran poema
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