lunes, 23 de julio de 2012

Vacaciones


Cuando llegué, mi madre había decidido dejar
de fumar: lo hizo porque decía que un fortuna iba a costar
a partir de ahora más de cinco euros.
Mi madre ha abandonado su vicio porque nos gobiernan unos hijos de puta,
y eso no está bien para nadie.

Ya echaba mucho de menos Alcobendas.

Cuando llegué, todo seguía igual:
mis vicios, mis poemas, mis amigos,
mis cosas, salvo el precio de la gaso
lina, que había subido. Todo seguía igual, pero
era todo también muy distinto.
En el agua del mar, mientras me bañaba
desnudo, había visto la inquietud
de la falta de límites, el origen de la falta de ser.
Había ido a buscar un momento de descanso
y había hallado el malestar del que busca algo que ya tiene.

Tal vez en el mismo centro de mis agobios
se encuentre el equilibrio acertado
que se llama reposo.

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Vídeo realizado por Alma Prieto