viernes, 31 de mayo de 2013

El que duerme, y sueña


¡Si amanece, nos vamos! ¡Si amanece, nos vamos!

Antonio Buero Vallejo,
El sueño de la razón

Esta no es la primera vez que duermo
sin almohada. Creo que en siete
ocasiones más vino el sueño, y sobre
el brazo me quedé muy, muy dormido,
sin contar, eso sí, las muchas veces
en que dormir durante la lectura
de los apuntes era un placer bello.
Descansaba y, atento a la negrura,
veía todo lleno de suspensos
y también cómo me acostaba en altos
rascacielos con jóvenes actrices
pelirrojas del otro lado del
mar. Qué contento se ponía uno dentro
de esos quince minutos en un mundo
tan inverosímil que parecía
cierto. Pero mi pobre barco siempre
se despeñaba por la gran cascada
que es el abismo, dejando atrás varias
especies de dragones y sirenas,
muchas sirenas. Así despertaba
y volvía a tener delante el tema
que tocaba estudiar y mi letra, tan mala,
aunque, para mi asombro, siempre, cuando
me llevaba la mano al cuello, hallaba
un delicado resto de carmín
justo en el recodo donde la carne excita.

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Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto