domingo, 26 de diciembre de 2010

¡Embriagaos!

Cuando estoy en un bar o en una discoteca a las tantas y me entran ganas de mear, y voy al baño, me saco la polla y me la quedo mirando, o cuando me tiro todas las mañanas de las vacaciones de Navidad memorizando como un loro las amargas definiciones que Ignacio Bosque da a las gramáticas de dependencia, a la oración y a los nombres acotadores y de grupo, o cuando me encuentro con Chapa y Rober (u otra persona de agradable y cachonda compañía) sin saber que hacer, viendo la vida pasar, a veces, sólo a veces pienso en algo que justamente escribió Charles Baudelaire hace algunas (muchas) décadas:

"Hay que estar siempre ebrio. Todo se reduce a eso; es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo, que os destroza los hombros doblegándoos hacia el suelo, debéis embriagaros sin cesar.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como os plazca. Pero embriagaros.
Y si alguna vez os despertáis en la escalinata de un palacio, tumbados sobre la verde hierba de una cuneta o en la lóbrega soledad de vuestro cuarto, menguada o disipada ya la embriaguez, preguntadle al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, canta o habla, preguntad qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj os contestarán: «¡Es hora de embriagarse!» Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos; ¡embriagaos sin cesar! De vino, de poesía o de virtud, como os plazca".

Cuadro de Antonio López.

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Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto