viernes, 12 de agosto de 2011

Padre

Padre, te quiero,

pero, ¿cómo puedo darte las gracias, yo, que tampoco sé tolerar [el alcohol

y que ni siquiera conozco los sitios donde se pesca?

Raymond Carver


Y qué importa el divorcio, todo el tiempo,

las cenas los domingos por la noche

cuando los dos nos callamos y no

sabemos qué decirnos, cuando compar

timos ese silencio genético

que nos hace ser lo mismo en la historia.


Y qué importa la vida si me gusta tener

tu nariz, tu cabeza, tus bocetos

en la cara, aunque a veces

el dinero nos suponga un límite

para comprar los libros que nos gustan,

aunque ya no fumes y yo fume

mientras bebemos juntos en las terrazas.


Qué nos importa la confianza de otros

padres e hijos. Qué. Porque lo

que no me gusta es verte serio, triste

porque la economía de este tiempo

no es la mejor que habías pensado; can

sado de trabajar, de los números,

de la derecha que se va comiendo

el país de tu padre y de tu madre.


No te puedes caer, porque me va

a costar levantar un pilar de mi vida.


No te arrepientas. Ahora, con tus

cincuenta años eres más joven que nunca.


Sé fuerte, tú, porque eres mi principio.

2 comentarios:

  1. Sesi , este es mi favorito!! me enseñas a querer a mi padre, yo que me creía Edipo! abrazos pequeño gran hombre!

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Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto