martes, 3 de enero de 2012

Conde de Casal, siete y media - ocho menos algo, un bar

Y antes de decidir cualquier postura,

el atento asentir de una calle distinta

frunce el ceño, da fuego a un desconocido,

me mira tras romper su cajetilla

y me aconseja amor, luego te dejo el diario

de hoy, está preciosa la noche

si lo piensas, sé firme como esa mujer vieja

que no tiene el valor para sarcar sus gafas del bolso.

Después de esta paliza hablando y mirando

por el cristal del bar, y de que esa otra vieja

pretenda liarse un porro... cómo se llama

ese actor de después de la guerra,

no recuerdo... Tony Leblanc, sí,

que ya no sale en cuéntame,

y esa chica tan hippy es tan bonita

como la noche que nos ofrece

la capital, pues sueños y extintores,

y teléfonos en la pared de la telefónica,

pero de día, tienen que ser como Scarlett

Johansson ojeando el vacío

con un cigarro. Qué sencillo este

vituperio de versos cojos en un estanco.

Qué sorpresa la tarde tras tres horas

de actitud transparente. Y me doy

cuenta que soy la ficha más pequeña

de esta parte del mundo que no es la mía

con el más puro estilo tráigame una caña, por favor.

1 comentario:

  1. Buena escena y buen poema, tabaquero también.

    ¡Por cierto! Te dejo esto, por si eso: http://www.insite.com.br/art/pessoa/ficcoes/acampos/456.php

    ¡Un abrazo!

    V.

    ResponderEliminar

Alterae res

Vídeo realizado por Alma Prieto